Lifestyle creep o inflación de estilo de vida

Para los que ronden los 30: ¿recuerdas esa época de estudiante en la que todo tu armario era de Primark y salir a cenar era ir a McDonald’s? Seguro que desde que conseguiste un poco de solvencia económica, tal vez con tu primer trabajo, cambiaste Primark por ropa de marca, McDonald’s por el restaurante de moda o incluso tu smartphone de gama baja o media por el último iPhone.

Hasta cierto punto es lo normal, pues una vida de eterno estudiante sin dinero no es lo más apetecible del mundo, pero estoy segura de que has experimentado esta misma sensación más adelante cuando has ido consiguiendo aumentos de sueldo o incrementando tus ingresos con otros métodos.


Por algún motivo, parece que cuando conseguimos aumentar nuestros ingresos necesitamos gritarlo al mundo y aumentar también el estatus – o a veces simplemente el precio- de lo que consumimos.


El lifestyle creep o la inflación del estilo de vida es precisamente esto. Lo que ocurre cuando comenzamos a aumentar nuestros gastos de forma paulatina sin que exista una razón externa para ello (una inflación económica en el país en el que vivimos, un nuevo miembro en la familia, etc), generalmente tras un aumento en nuestros ingresos. En definitiva, esa necesidad de ‘mejorar nuestra calidad de vida’ mediante lo material por el simple hecho de tener más dinero disponible para gastar.

La inflación del estilo de vida es el aumento del coste de vida que se produce cuando, tras un incremento de nuestros ingresos, comenzamos a aumentar los gastos y convertimos lo que antes eran lujos en nuevas necesidades


El problema con la inflación del estilo de vida

¿Has oído eso de que el dinero no da la felicidad? La inflación del estilo de vida es prueba de ello.

Pongámonos en situación. Acabas de recibir un aumento de sueldo como recompensa al esfuerzo que has realizado durante años trabajando más horas de lo estipulado y llevándote preocupaciones a casa, o tal vez has conseguido al fin el trabajo de tus sueños tras haber pasado años de tu vida en trabajos precarios para ganar experiencia.

Antes cobrabas 1000 euros, vivías en un piso compartido, no te dabas grandes lujos, tenías un coche de segunda mano que cumplía su función y aún así podías ahorrar unos 100 euros al mes. Después del aumento, decidiste irte a vivir solo, endeudarte para comprarte un coche nuevo, empezaste a comprar cosas más caras y ahora no solo no ahorras sino que a final de mes no puedes dejar de actualizar la aplicación del banco para ver si te han ingresado ya el sueldo.

Has convertido lo que antes eran lujos en gastos mensuales y, como consecuencia, el aumento de sueldo lo único que te ha traído es un incremento brutal en la cantidad de dinero que necesitas para vivir. Ahora no podrás bajar el volumen de trabajo si quieres mantener tu nivel de vida actual, lo que te hace esclavo de tu sueldo y de tu trabajo. ¿Crees que en este caso el dinero te ha traído felicidad o todo lo contrario?

Ese es, para mí, el gran peligro del lifestyle creep. Si antes cubrías tus necesidades básicas cobrando menos, ¿por qué complicarte la vida aumentando tu coste de vida? Y no me malinterpretéis, darnos algún capricho o mejorar algún aspecto de nuestra vida ahora que podemos hacerlo es una gran motivación para seguir luchando por nuestros objetivos. El problema es que nos estamos privando de utilizar este dinero para mejorar nuestra vida de verdad. Poder hacer frente a imprevistos sin mayor dificultad, comprar una propiedad, salir de deudas o conseguir la tan ansiada libertad financiera son formas más inteligentes de utilizar ese dinero extra sin el que podíamos vivir perfectamente hace unos meses.

Cómo evitar el lifestyle creep

Aunque todos sabemos la teoría, la realidad es que es fácil caer. La clave de la inflación del estilo de vida es que pasa de forma gradual y casi sin que te des cuenta. Comienzas por comprar ropa de marca y acabas mudándote a un sitio carísimo o metiéndote en deudas.

Para que no te pase esto, creo que es imprescindible tener tus metas y tus prioridades claras, aunque todavía no hayas recibido un aumento. Tener metas financieras a medio y largo plazo le da sentido a ahorrar y te mantiene motivado para conseguirlas pase lo que pase.

Del mismo modo, ser consciente de dónde va tu dinero cada mes y tener un presupuesto hace que sea mucho mas fácil detectar este tipo de comportamientos.

En el momento que recibes ese aumento de ingresos, es importante pararte un momento a pensar en tus prioridades y establecer dónde te gustaría que se fuera ese dinero. Crear un nuevo presupuesto mensual es la mejor forma de planificarte, al menos durante los primeros meses.

Meses después de este incremento de ingresos, no te olvides de hacer seguimientos periódicos y evaluar cuánto has progresado en tus objetivos.

Por último, pero no menos importante, no te fijes en lo que tienen los demás ni sientas presión por mantener un cierto nivel de vida. Tener un trabajo o un nivel de ingresos determinado no significa que tengas que tener x cosa o vivir de x manera. De nuevo, ten claro que es lo que realmente te importa y tus objetivos y olvídate de lo que hacen o tienen otros.

Y tú, ¿qué opinas de la inflación del estilo de vida? ¿La has sufrido? ¿Tienes consejos para no caer en ella? Te leemos en los comentarios

Te puede interesar:

Puede que también te interese...

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *